José de la Cuadra y Vargas, hijo de Vicente de la
Cuadra y Bayas, un comerciante guayaquileño de noble ascendencia vasca, y de
Ana Victoria Vargas y Jiménez Arias, hija del coronel José María Vargas Plaza, nació
el 3 de septiembre de 1903 en Guayaquil, Ecuador.
Fue a la
secundaria en el Colegio Vicente Rocafuerte. Al mismo tiempo, estudiaba, por
recomendación de su abuelo, contabilidad en la escuela del profesor Marco A.
Reinoso.
La primera incursión literaria de Cuadra de la que se
guarda registro es un relato llamado “Los frutos del desatino”, publicado en el
primer número de la revista Fiat – Lux en 1918.
Más adelante, ese mismo año, se encontraba otro texto
suyo titulado “Cosas de la vida”, publicado en el primer número de Melpómene,
una revista científica y literaria que fue editada por el mismo Cuadra, de 15
años en la época, junto con Jorge Japhel Matamoros. Esta publicación solo
alcanzó tres entregas.
En 1921 José de la Cuadra se graduó como bachiller. En
este momento el ambiente social del país se hallaba en un punto sensible que
tiempo después detonó en la Revolución del 15 de noviembre de 1922.
Durante este período, Cuadra entró a la Universidad De
Guayaquil como estudiante de derecho. La lucha social y su profesión como
jurista tuvieron influencia en su trabajo literario y narrativo a lo largo de
toda su carrera.
El 24 de marzo de 1928, José de la Cuadra se casó con
Inés Núñez del Arco. Los hijos mayores, Jaime y Guillermo, murieron uno por
haber nacido prematuro en 1930 y el otro a consecuencia de una alta fiebre que
le llevó a convulsionar, al año siguiente.
Ana Tula, la hija mayor de Cuadra y Nuñez, fue una
niña sana. A ella la siguió Olga Violeta, quien estuvo en condición grave por
neumonía, pero que se salvó. Finalmente nació Juan, el único varón que
sobrevivió.
José de la Cuadra murió en Guayaquil el 27 de febrero
de 1941 a la temprana edad de 37 años.
En el carnaval, el autor decidió quedarse en casa
jugando con sus hijos, a la mañana siguiente se despertó con malestar y
solicitó la visita de un médico que le recomendó descanso y le recetó un
sedante al pensar que se trataba de ansiedad.
Esa misma noche Cuadra sintió un fuerte dolor de
cabeza y exclamó que no quería morir. Cuando su esposa acudió a su auxilio ya
Cuadra se hallaba con el cuerpo parcialmente inmóvil por una hemorragia
cerebral.
Fue trasladado al hospital, pero los esfuerzos fueron
en vano pues José de la Cuadra murió a las pocas horas.
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